La niebla se ha disipado y ha dado paso a un día completamente despejado. Una jornada buena si no se encarga nadie de torcerla. Siempre hay alguien por desgracia.
Da igual que leas la prensa (cierta prensa), entres en determinados blogs o escuches distintos programas de radio de otras tantas emisoras. Da igual que participes en las típicas conversaciones de los bares. Da igual que oigas determinados comentarios cuando bajas a la tienda de debajo de casa a comprar el embutido para el bocata o el pan nuestro de cada día.
Da igual que salgas a la calle a protestar entre miles de personas que piden lo mismo. Da igual que se lancen insignias o gritos de ¡basta ya!
Y digo da igual porque, aunque el tema siempre es el mismo, aquí nadie hace nada por arreglar esta situación. Bueno, casi nadie, que algunos, me consta, se están moviendo para que todo esto algún día cambie pero, no son los políticos que, por desgracia, hoy por hoy nos toca padecer en esta provincia.
¿Qué cambie qué? Pues que cambie el mapa que se nos impuso hace más de 25 años. Qué termine de una vez por todas la pertenencia a una región inventada por ciertos políticos que no hace otra cosa que tirar del carro pero en sentido contrario. Qué no sabe hacer otra cosa que quitar de un sitio para llevárselo a otro (y todos sabemos dónde va a parar todo).
Ya va siendo hora de hacer frente a una situación que no hace más que perjudicar los derechos de miles de burgaleses que han estado peleando durante décadas, creando empleo, generando ahorro, donando su sangre en beneficio de otros o creando especialidades médicas pioneras y que son muy buenas, no sólo para Burgos, sino para muchas provincias limítrofes.
Da igual. Todo lo que parece ser bueno aquí acaba engullido por quién todos sabemos. Teníamos un banco de sangre que era bueno, ya no está. Teníamos un colegio notarial que era bueno, ya no está. Tenemos ahorros que son buenos, ya andan detrás de ellos. Tenemos el servicio de Oncología que mejor funciona y, eso es bueno. Ya hay planes para destrozarlo en beneficio de uno de nueva creación en ¿adivinan dónde?
Y como estos puntos, muchísimas cosas más. Todo por el voraz apetito del neo-centralismo que se nos impone cada día con mayor brutalidad pero, da igual ¿verdad?
Pues a mi no me da igual ¡coño! Ya estoy harto de robos, de insultos (si, si, insultos) por parte de ciertos políticos que tienen la osadía de llamarnos provincianos con boina, de que se nos impongan hospitales privados, de que se lleven miles de libros que, de momento, no han devuelto, de donar mi sangre para que se la lleven a ya saben dónde…
Da igual… ¡pues a mi no! Yo, con esta situación, puedo decir bien alto y bien claro que no me siento parte integrante de eso que algunos se empeñan en llamar CyL y que nunca conseguirán conmigo eso que llaman “hacer región”.
jueves, 26 de febrero de 2009
miércoles, 18 de febrero de 2009
Jueces en... ¿qué?
Una buena taza de te a media tarde entona el cuerpo y aclara la mente. Al menos yo es lo que siento en estos momentos.
¡Asombroso! Ahora resulta que uno de los tres pilares que sujetan el Estado se pone de huelga. ¡Los jueces en huelga! ¿Pero pueden? ¿Deben?
Desde mi humilde punto de vista creo que en este turbio asunto se pueden distinguir dos vertientes bien distintas. Luego será que una de las dos prime sobre la otra y, es ahí, dónde mi particular opinión se decantará de un lado o de otro.
En primer lugar hay que ver a los jueces como parte imprescindible de ese engranaje que gira y se mueve y, a su vez, hace moverse al Estado. De todos es sabido que el poder de dicho estamento se basa en tres pilares: el ejecutivo, el legislativo y el judicial (aquí entran en juego nuestros protagonistas). Los tres, independientes los unos de los otros, son fundamentales para que nuestra sociedad funcione (al menos por el momento y mientras nos sigamos rigiendo por esto que llaman democracia).
En segundo lugar tenemos que ver a los jueces como trabajadores. Si, como usted o como yo. Gente que cada día se levanta para ir a trabajar para poder pagar la hipoteca, comer o poder salir a cenar y tomarse unas copas con los amigos. Como trabajadores que tienen el derecho (repito, como usted o como yo) de pedir mejoras laborales o salariales.
Y es justo aquí, en esta doble visión del mundo judicial, dónde surge la dicotomía. Si los vemos como parte fundamental de los pilares del Estado, resulta difícil aceptar que se pongan en huelga. ¿Y si también van a la huelga los miembros del Gobierno con el presidente a la cabeza? ¿O los señores diputados? ¿O los senadores? Ellos también son trabajadores.
Yo, personalmente, creo que se les tiene que mirar, más que como los seres humanos que cada día van a trabajar, como esa parte fundamental de la maquinaria estatal. Están ahí, directa o indirectamente, elegidos por el pueblo para prestar un servicio al pueblo. Cobren más o cobren menos. Tengan más medios o tengan menos. Eso se soluciona, digo yo, hablando y dialogando. Dejar faltos de justicia a miles de ciudadanos es atentar contra la misma Constitución Española.
Así que si no están conformes con lo que hay, váyanse señores jueces a la empresa privada donde los sueldos son más competitivos.
¡Asombroso! Ahora resulta que uno de los tres pilares que sujetan el Estado se pone de huelga. ¡Los jueces en huelga! ¿Pero pueden? ¿Deben?
Desde mi humilde punto de vista creo que en este turbio asunto se pueden distinguir dos vertientes bien distintas. Luego será que una de las dos prime sobre la otra y, es ahí, dónde mi particular opinión se decantará de un lado o de otro.
En primer lugar hay que ver a los jueces como parte imprescindible de ese engranaje que gira y se mueve y, a su vez, hace moverse al Estado. De todos es sabido que el poder de dicho estamento se basa en tres pilares: el ejecutivo, el legislativo y el judicial (aquí entran en juego nuestros protagonistas). Los tres, independientes los unos de los otros, son fundamentales para que nuestra sociedad funcione (al menos por el momento y mientras nos sigamos rigiendo por esto que llaman democracia).
En segundo lugar tenemos que ver a los jueces como trabajadores. Si, como usted o como yo. Gente que cada día se levanta para ir a trabajar para poder pagar la hipoteca, comer o poder salir a cenar y tomarse unas copas con los amigos. Como trabajadores que tienen el derecho (repito, como usted o como yo) de pedir mejoras laborales o salariales.
Y es justo aquí, en esta doble visión del mundo judicial, dónde surge la dicotomía. Si los vemos como parte fundamental de los pilares del Estado, resulta difícil aceptar que se pongan en huelga. ¿Y si también van a la huelga los miembros del Gobierno con el presidente a la cabeza? ¿O los señores diputados? ¿O los senadores? Ellos también son trabajadores.
Yo, personalmente, creo que se les tiene que mirar, más que como los seres humanos que cada día van a trabajar, como esa parte fundamental de la maquinaria estatal. Están ahí, directa o indirectamente, elegidos por el pueblo para prestar un servicio al pueblo. Cobren más o cobren menos. Tengan más medios o tengan menos. Eso se soluciona, digo yo, hablando y dialogando. Dejar faltos de justicia a miles de ciudadanos es atentar contra la misma Constitución Española.
Así que si no están conformes con lo que hay, váyanse señores jueces a la empresa privada donde los sueldos son más competitivos.
lunes, 16 de febrero de 2009
La especie imperfecta
Hoy hace un día distinto. Es invierno pero hace sol. Es invierno pero el termómetro marca casi diez grados en esta ciudad hogar del mismísimo invierno.
Es inevitable leer o escuchar estos días algo que esté relacionado con lo que le ha ocurrido a esta pobre chica sevillana. Ojalá todo esto no se repita nunca pero, puedo decir con casi toda la seguridad, que no va a ser así. Y lo digo porque quien ha cometido tan atroz crimen ha sido un individuo (o varios, aun no lo sabemos con certeza) perteneciente a la raza humana. Si, si, la raza humana, esa a la que ustedes y yo pertenecemos y a la que, de vez en cuando, nos avergonzamos de pertenecer.
¿Se imagínan a cualquier otra especie del reino animal haciendo algo parecido con sus semejantes? ¿A sus cachorros asesinando por placer y encubriéndose entre ellos? Difícil ¿verdad?
Y es que volvemos a lo de siempre. Los humanos son la especie más compleja y más avanzada de este planeta pero, también me atrevo a decir, la que más fallos presenta. Algo se nos ha debido quedar en el largo camino de la evolución que nos hace imperfectos. En demasiadas ocasiones demostramos ser los más animales entre los animales. ¡Qué pensarán ellos de nosotros! Y eso que tenemos normas y pautas de comportamiento y, lo que es más importante, los mecanismos para reeducar, enseñar y reinsertar a los individuos que se salen de la línea marcada (la línea del minino respeto al prójimo).
Pues algo debe fallar cuando cada vez es mayor el número de atrocidades cometidas entre congéneres. Y algo debe fallar cuando los que son capaces de semejantes atropellos son cada vez más jóvenes. ¿Qué les falta? ¿Dónde hay una solución? ¿La hay? Yo dudo mucho de que nuestra especie tenga arreglo.
Es inevitable leer o escuchar estos días algo que esté relacionado con lo que le ha ocurrido a esta pobre chica sevillana. Ojalá todo esto no se repita nunca pero, puedo decir con casi toda la seguridad, que no va a ser así. Y lo digo porque quien ha cometido tan atroz crimen ha sido un individuo (o varios, aun no lo sabemos con certeza) perteneciente a la raza humana. Si, si, la raza humana, esa a la que ustedes y yo pertenecemos y a la que, de vez en cuando, nos avergonzamos de pertenecer.
¿Se imagínan a cualquier otra especie del reino animal haciendo algo parecido con sus semejantes? ¿A sus cachorros asesinando por placer y encubriéndose entre ellos? Difícil ¿verdad?
Y es que volvemos a lo de siempre. Los humanos son la especie más compleja y más avanzada de este planeta pero, también me atrevo a decir, la que más fallos presenta. Algo se nos ha debido quedar en el largo camino de la evolución que nos hace imperfectos. En demasiadas ocasiones demostramos ser los más animales entre los animales. ¡Qué pensarán ellos de nosotros! Y eso que tenemos normas y pautas de comportamiento y, lo que es más importante, los mecanismos para reeducar, enseñar y reinsertar a los individuos que se salen de la línea marcada (la línea del minino respeto al prójimo).
Pues algo debe fallar cuando cada vez es mayor el número de atrocidades cometidas entre congéneres. Y algo debe fallar cuando los que son capaces de semejantes atropellos son cada vez más jóvenes. ¿Qué les falta? ¿Dónde hay una solución? ¿La hay? Yo dudo mucho de que nuestra especie tenga arreglo.
sábado, 14 de febrero de 2009
No hay almas para todos
Otra vez de noche. Hace fresco pero me cobijo en el calor del hogar. Me paro a pensar y escribo. Hoy no tengo prisa.
Leo y escucho en algunas ocasiones (pocas) la palabra desalmado. Se trata de un adjetivo, bajo mi prisma, duro si se analiza cual es su verdadero significado.
Acudo al diccionario (al de la Real Academia, que es gratis en Internet) para buscar qué es lo que se dice de tal acepción. Allí me encuentro con tres significados muy similares pero con connotaciones bien distintas. Yo sólo utilizaré uno para explicar lo que me propongo.
Dice el primero, y lo escribo literalmente: Falto de conciencia. El segundo: cruel, inhumano. Y el tercero: privado o falto de espíritu.
Privado o falto de espíritu. Qué duro suena eso ¿verdad? ¿Cómo va a ser posible que alguien carezca de espíritu, alma… ¿acaso no tenemos todos nuestro alma? ¿No dice la religión que el ser humano es cuerpo y alma? Eso cree la mayor parte de la humanidad pero, lo cierto es que no hay almas para todos.
Y eso no es lo malo. Lo peor es que todos, y digo todos, conocemos a un desalmado.
Yo conozco a unos cuantos y cuando exponga como se los reconoce, muchos estaréis de acuerdo conmigo.
Desalmado es aquel que es incapaz de mostrar un sentimiento positivo hacia los demás. El que siempre tiene malas caras para el prójimo. El que ni siquiera sabe que su paso por este mundo no es más que acto reflejo de la Naturaleza. Es aquel que no tiene conciencia de la existencia de los demás. Su mundo se resume en él y para él. No ayuda, no responde, no ríe, no llora, no ama….sólo odia.
Desalmado es aquel que no reacciona ante casi nada. Sólo el mal, lo absurdo, lo incorrecto…le hace soltar un leve gruñido.
Yo conozco a muchos desalmados. Están por todas partes. Y si algo tenemos que evitar, es que ellos se den cuenta de su carestía. Un desalmado, consciente de que no tiene alma, no tiene nada que perder. Se vuelve salvaje y es capaz de cometer las mayores atrocidades que el ser humano pueda imaginar. Si conoces a alguno (seguro que si) no se lo digas.
Ahora hazte esta pregunta a ti mismo. ¿Tengo alma?
Yo si la tengo y, para más datos, es de color gris. Pero esto es tema para otro día.
viernes, 13 de febrero de 2009
Las horas perdidas
Hay silencio en la casa. He trabajado hasta las diez de la noche y, como no, estoy cansado.
Apenas pasan unos minutos del nuevo día y yo estoy frente a una pantalla escribiendo no se muy bien que. Se que debería acostarme para poder descansar y retomar las fuerzas necesárias para afrontar el mañana que ya es hoy. Me cuesta. Se que si me acuesto daré vueltas y vueltas sin poder caer bajo los efectos de Morfeo. Pienso por otro lado que debo tenderme sobre la cama porque, de lo contrario, mañana, mejor dicho hoy, estaré cansado antes de comenzar mi actividad diaria.
No quiero pasar muchas horas dormido. No quiero perder el tiempo. Es escaso y quiero aprovecharlo al máximo. ¿Realmente se pierde el tiempo cuando se duerme? Dicen que una tercera parte de nuestra vida la pasamos durmiendo. ¿Soñar es vivir? No. No lo creo. Vivir es pagar las consecuencias de nuestros actos, buenos o malos. En los sueños todo sale gratis. Basta con despertar y si te he visto no me acuerdo.
No quiero dormir muchas horas. Es tiempo perdido. Prefiero pagar el precio que se nos pone por vivir la vida real.
Apenas pasan unos minutos del nuevo día y yo estoy frente a una pantalla escribiendo no se muy bien que. Se que debería acostarme para poder descansar y retomar las fuerzas necesárias para afrontar el mañana que ya es hoy. Me cuesta. Se que si me acuesto daré vueltas y vueltas sin poder caer bajo los efectos de Morfeo. Pienso por otro lado que debo tenderme sobre la cama porque, de lo contrario, mañana, mejor dicho hoy, estaré cansado antes de comenzar mi actividad diaria.
No quiero pasar muchas horas dormido. No quiero perder el tiempo. Es escaso y quiero aprovecharlo al máximo. ¿Realmente se pierde el tiempo cuando se duerme? Dicen que una tercera parte de nuestra vida la pasamos durmiendo. ¿Soñar es vivir? No. No lo creo. Vivir es pagar las consecuencias de nuestros actos, buenos o malos. En los sueños todo sale gratis. Basta con despertar y si te he visto no me acuerdo.
No quiero dormir muchas horas. Es tiempo perdido. Prefiero pagar el precio que se nos pone por vivir la vida real.
miércoles, 11 de febrero de 2009
Como la primera vez
Abro el procesador de textos y me lanzo al vacío.
Siempre me llamó la atención esto de tener mi propio blog. Era algo parecido a poseer una herramienta con la que poder llegar de forma más fácil al corazón de los demás.
Ahora ya lo tengo y, lo confieso, estoy experimentando los mismos nervios de aquella primera vez que yo....., bueno algo parecido. No me voy a poner a recordar ahora cosas que ya vagamente recuerdo.
Lo que si quiero es poder colgar de vez en cuando mis ideas, mis pensamientos....,mis sentimientos. Todas esas cosas que a uno se le pasan por la cabeza y por el corazón y que, de cuando en vez, siente la necesidad de contarlas.
Y seguramente espere los posibles comentarios con nervios pero con ilusión. Esto de escribir para los demás no me resulta fácil pero me llama, me atrae. Es como cuando ves una película de terror y te tapas los ojos pero dejas algún dedo entreabierto.
En fin. Sarna con gusto no pica.
Siempre me llamó la atención esto de tener mi propio blog. Era algo parecido a poseer una herramienta con la que poder llegar de forma más fácil al corazón de los demás.
Ahora ya lo tengo y, lo confieso, estoy experimentando los mismos nervios de aquella primera vez que yo....., bueno algo parecido. No me voy a poner a recordar ahora cosas que ya vagamente recuerdo.
Lo que si quiero es poder colgar de vez en cuando mis ideas, mis pensamientos....,mis sentimientos. Todas esas cosas que a uno se le pasan por la cabeza y por el corazón y que, de cuando en vez, siente la necesidad de contarlas.
Y seguramente espere los posibles comentarios con nervios pero con ilusión. Esto de escribir para los demás no me resulta fácil pero me llama, me atrae. Es como cuando ves una película de terror y te tapas los ojos pero dejas algún dedo entreabierto.
En fin. Sarna con gusto no pica.
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